jueves, 5 de junio de 2008

Elena Astudillo (Helena Hidalgo)


At the Shrine. Sir William Waterhouse


Nací cuando
deshojaban los árboles
un día doce en el quinto mes del año.
Cuando crecí supe que venía
con la memoria de otros tiempos,
con las alegrías y tragedias
para que fueran contadas.
Y sobre mí siempre cargo
un lápiz y una hoja, muchas hojas,
las mismas que esperaron por mí en Mayo.



Gesto inmortal

Con gesto hipócrita y vacilante
blandiste el bruñido crucifijo
con la diestra
la zurda impaciente espera
los metálicos ecos
de reales y perlas
y el profano oro
que llevas.

Dirás:
(Padre nuestro
¿dónde estás?)

Secaré
tu amarga lágrima.
Calmaré
tu sentir oscuro,
férreo
caliente.

Pero
con palabra sabia
advierto:
¡sufrirás!
no por mano omnipotente
sino por puño propio y mordaz.

Cuidado
cavarás tu grácil muerte
y dirás:
Padre nuestro
¿dónde estás?

Solo, allá en la vasta gloria
condenaré tus plagiados pecados
impíos
ingratos.

Y dirás:
Padre nuestro
¿dónde estás?

Blasfemaste mi nombre
una, mil veces
escupiste mi rostro
despiadadamente
encarneciste tu alma
con jugosos diezmos infieles.

Pero, con palabra sabia advierto:
¡sufrirás!

Cuando la hora del éxodo llegue
ahí
jalaré tu abrigo de indignas penas
y con audiencia plena
miraré tu imperfecta faz
Sabrás-entonces-
que las llamas de rojo
queman.

Y dirás
Padre nuestro
¿dónde estás?

Y yo alzaré el índice
con gesto poderoso e inmortal
diré, con más gloria que pena
“Vaya, vaya, torcida alma
¡a dónde fuiste a parar!”


Himno a las mujeres

Canten conmigo mujeres

porque vengo colmada de humanidad
a este mundo impotente.
Acerquen sillas y mesas,
el mejor vino,
los mejores amores.
traigan las flores de Venus,
el anillo de Saturno,
bailen conmigo
los desvelos y sufrimientos.

Canten conmigo mujeres

dejen entrar la luz que llevo
en los relieves de mis manos
en cada orilla de mi cuerpo
sepan que no cargo en mi hombro
la cruz que tanto pesa
traigo equipaje de siglos
de muchos años a cuestas.
Conocí al Cristo Santo
también a la Violeta.

Canten conmigo mujeres

mujer mártir, mujer obrera
la de la vida subterránea
las más santas y princesas.
Sacudan vicios impunes
olviden la decencia
arranquen el yugo insensato
que las socava, que las aprieta.

Canten conmigo mujeres
hermanas de mi existencia
celebra la vida airosa
que emergió libre de tus entrañas
y fecundemos esta ingrata tierra
que vio morir a la Violeta
incomprendida marchó Gabriela
sin despojos quedó la Sierra
Echen fuera
vida y sabia entera
sal de media tarde
miel de ocasos tibios
y la amarga hiel de nocturnos fríos

Canten conmigo mujeres
simplemente
canten conmigo


Ejercicio en clases

Me gustas cuando callas
porque estás como ausente

e ignorar Alma mía
tu existencia poderosa
y exhalar en lo profundo
tu nombre quiero

mas no consigo yo el intento
de convertir tu alma muda
en la ausencia
de tu propio entierro.


La belleza

La vanidad no encuentra
su ego desatendido
dicen que lo han visto
en un desfile perdido.

Una extinta mujer
que por ahí pasaba
lo encontró dormido
sobre la afelpada.

Lo cogió entre sus manos
buscó su mirada
y exclamó alegre y alborotada:
¡bendito ego,
tú eres lo que yo buscaba!

Se vistió de etiqueta
y sobre la alfombrada
vislumbró a lo lejos
la vanidad olvidada.

Vanidad orgullosa
yace aquí, aún dormido
tu extraviado ego herido.

Regala a mi vida
una luz de Belleza
prometo en tu nombre
perpetuar mi nobleza.


La Noche

Confundidos en el instante
de abrazamos el uno al otro
pregunté inocente a la noche
que clavaba en mí sus ojos

¿Por qué apartas de mí la Alegría?

Supuse que era el viento
que no mencionó tu nombre
pero una mueca oscura
venida de no sé dónde
desató carcajadas añiles
prohibidas y febriles.

Me respondió soberbia y con negrura
(así… como su nombre y la espesura)

“Soy tu camarada perfecta
de tus pasiones, horrores y locuras.
Porqué me culpas entonces
de tus indignas dichas,
acaso no sabes
que amiga soy de la Alegría?”


Se marchó de pronto, oscura, breve
(como su nombre)
y en el confín del sosiego
donde todo lo esconde
respondí desnuda y sin reproches:

Noche oscura, breve, profana,
compañera cómplice y leal,
devuelve en mí el gozo de Alegría
y desclava de mis ojos tu mirar.

jueves, 29 de noviembre de 2007

Margarita Araya (Margareth)


Expectación, Alma Tadema

Dice que fue su último desafío, que antes de esto todo lo pudo.
Y guardó silencio, casi hasta el último día.
Margareth.
Vive junto a su hijo Gabriel, quien le abre la puerta los martes, cuando llega blandiendo poemas y recordándonos.




Amiga

Jovial, alta y esbelta
caminas como gacela, ¡gran dama!
cara ovalada, tez morena
rostro ovalado, piel morena,
perfil redondeado, piel morena
rostro ovalado, tez morena
cabello negro, tez morena
azabache, cálida, tierna.

Tu voz es la brisa del viento
tu voz es una canción de cuna
pétalo de rosa
brisa del viento
rayo de luna.


Años Pasados

Cientos de años reunidos
en lo alto de un cerro
rodeado de verdes pinares
cortejados por el mar.

Descansan mujeres sin juventud.

Cuántas vivencias, recuerdos, añoranzas,
sus rostros reflejan los años
su alma, su alegría.

Ha llegado la hora de partir
el mar agita sus brazos en son de despedida
los verdes pinares lloran el adiós
los cientos de años reunidos se despiden.


Fotografía

Mujeres ataviadas de primavera
reposan sobre un suave manto verde
platicando sobre sueños extraviados.

El sol ilumina sus siluetas
Sentimientos atrapados

Las palabras fluyen y fluyen sin cesar
los pensamientos se agolpan en la mente
tropiezan, se atropellan entre sí por salir
quedan atrapados en la garganta.

Qué zozobra al querer decir lo que se siente y
sin embargo sólo queda el silencio ¿por qué?


Oda a la Luna


Luna
guardiana de secretos no contados,
misteriosa, romántica
cautelosa, galáctica
inalcanzable.

Maravillosa luna
confidente, protectora,
con tu luz guías nuestros pasos
presente, pasado, futuro.

Capullo en flor
luna, maravillosa luna,
con tus pétalos iluminas
las sombrías noches de primavera
esperanza de corazones destrozados
esperanza de amores perdidos.